Es curioso esto de las rivalidades porque indirectamente dicen mucho de nuestras pasiones. De algún modo, creo que siempre hay excepciones capaces de humanizar incluso al eterno rival.
Quizás veamos algo nuestro en el de enfrente, puede que reconozcamos algo que admiramos en ellos o simplemente nos hacen conscientes de que lo que, aunque cueste reconocerlo, nos une. Hoy visitan «La Cafetería» Sergio Álvarez (Catoira, 1986) y Álex Bergantiños (A Coruña, 1985); dos personas que, más allá de representar como capitanes a los dos clubes gallegos por excelencia (Celta y Deportivo), son el ejemplo de una generación destinada a encontrarse por un motivo superior al fútbol: Galicia.
Fotografías / Ricardo Lede / 2025
Son una excepción. No hay forma de entender si no, que dos personas con más de cien o doscientos partidos en Primera División, compitiendo contra algunos de los mejores jugadores de la historia del deporte y llegando a ser los capitanes de una generación, puedan ser tan humildes, tan únicos y tan inspiradores.
Dos caras de la misma moneda que, representando lo que parecen intereses, clubes y ciudades totalmente opuestas; consiguen algo único cuando se juntan, unirnos en torno a lo que todas las personas interesadas en ellos tenemos en común: Galicia.
Quizás por eso registrarlos sea tan especial y escucharlos tan interesante.
Hay muchos deportistas con títulos, algo admirable; pero hay pocos que puedan presumir de dejar un legado cultural en la sociedad. Uno de los títulos más bonitos de todos.
Nota del autor | Desinteresadamente, con una entrevista tan especial como esta, hemos decidido ceder el espacio normalmente destinado a patrocinios para dar visibilidad y apoyar la labor del movimiento social ensaia en el que, cada año, más de doscientas personas donan dinero con el fin de otorgar becas y facilitar la trayectoria de la juventud gallega. Infórmate sobre él aquí.
Una entrevista como esta requería un sitio emblemático y representativo. Santiago parecía el lugar idóneo, qué mejor entonces que un espacio con el nombre ideal para esta conversación: el Café Derby, restaurado ahora en el genial café Morriña Derby (gracias, Luis).

Dejando aquí un aperitivo con reflexiones breves, te invito a ver el encuentro completo en vídeo, con más de una hora de reflexiones. Te invito a disfrutar de esta conversación profunda y detenidamente.
De algún modo, escucharles puede ser el comienzo de una nueva forma de vivir el derbi. Una declaración de intenciones para que cuando podamos encontrarnos de nuevo las dos aficiones más importantes de Galicia, nos unamos para hacer una demostración al mundo de nuestra identidad y de nuestros valores.
JC: Tuve la suerte de hablar con vuestras madres antes de esta entrevista. Llama la atención que, en una conversación, consiguen que sea muy sencillo entender por qué sois como sois.
Con la importancia que el entorno, la familia o las raíces han tenido en vuestras trayectorias y en la de tantos profesionales, ¿qué diríais a padres y madres que viven con el deseo de que su hijo fiche por un equipo en Madrid, Reino Unido u Holanda?
SA: Es complicado. Hoy en día, en el mundo del fútbol, se intenta cada vez fichar a jugadores más jóvenes. Quieren coger el valor desde muy pequeños porque luego es más difícil fichar. Yo lo único que diría a padres y madres es que infancia solo hay una.
La posibilidad de tener la infancia con tu hijo o hija, no la vas a tener nunca más.
En el Celta, por ejemplo, van a tener una formación muy buena, con gente muy preparada. Entonces, paciencia. Tengamos calma; que no sea todo inmediato, porque hoy en día queremos que todo sea inmediato y que con once años ya jueguen en el mejor club o ganen mucho dinero.
Cada niño o niña tiene su proceso, de ahí que la paciencia sea tan importante. La infancia solo es una vez en la vida y yo, por las experiencias que tengo de compañeros que se fueron lejos desde niños, sé que echan de menos no haber vivido una infancia y no haber tenido una familia cerca en los momentos complicados.
AB: El fútbol es un reflejo de la sociedad. En el fútbol todo tiene que ser ya. Al final, si un chico tiene cualidades, va a llegar esté en la cantera del Deportivo, del Real Madrid o del Manchester City.
No por tener un escudo o un representante va a tener más opciones. Va a llegar si tiene mucha suerte, solo llegan a profesionales el 1% de los futbolistas y hace falta suerte, que no tengas una lesión, una mala decisión o un entrenador que no cuente contigo.
Lo realmente importante es la formación personal, que estén formados para el mundo que les viene.
Estamos cayendo en el éxito inmediato y este trunca muchas infancias y hace daño a muchas familias. Vamos a una bala y, si no, ¿qué? Muchas veces habría que sentarse y hablar con muchos representantes y muchos padres para decirles: si no se le da bien el fútbol, ¿cómo se adapta esa cabeza a la frustración?
Para los agentes, muchas veces, el chico no deja de ser un número, los padres no están pensando que su hijo sí es el único para ellos.
Como madre o padre, asegúrate de que tenga una formación como persona porque después, si se le da bien el fútbol, ya tendrá tiempo de demostrarlo.
JC: Siendo canteranos, es evidente que representáis a una parte de nuestra sociedad. ¿Qué trasladar a esa cantera? Y por otro lado, ¿por qué cuesta tanto hacer una apuesta definitiva por el talento local en los clubes cuando el tiempo viene demostrando que es la mejor inversión?
SA: Yo creo que es incalculable lo que vale la cantera ya no económica, sino socialmente. Al final, la gente se ve reflejada en ti. El Celta en su momento apostó por la cantera por necesidad, cuando la ley concursal, pero ahora lo hace porque la afición lo reclama, quiere tener algo donde verse. Podrían ser ellos, su primo, su amigo o su vecino.
Además, es importante que un canterano o canterana tenga como espejo a otros jugadores que ya han llegado ahí. Cuando haces algo, siempre tienes referentes y verlos en el primer equipo, siendo importantes, es crucial para que las niñas y niños de la cantera quieran estar ahí.
Es fundamental que veas que es un hecho real. No vale decir que apuestas por la cantera si luego, a la hora de la verdad, no hay nadie en el campo.
Las niñas y niños no son tontos, es importante que para que crean en sus posibilidades sepan que pueden llegar. Este es el camino y creo que como club lo estamos consiguiendo. Tenemos que seguir por ahí para que el campo siga lleno cada fin de semana.

AB: Yo me siento un privilegiado, viví el proceso como aficionado yendo a Riazor con mi padre, igual que ahora lo hago con mis hijos. La suerte es que yo después también lo viví como jugador.
Del mismo modo que yo vi desde la grada a grandes jugadores ganar títulos, es genial ver ahora el ejemplo de Mella, que veía mis partidos como aficionado y ahora los está jugando.
Es importante tener referentes de arraigo que representen unos valores y que eso sea algo que se instale en la afición y en la sociedad, defender lo nuestro.
Me parece algo fundamental para que los jugadores, en caso de duda en el futuro, y dentro de las dificultades de presupuestos que tiene el mundo del fútbol, decidan su futuro por ese arraigo y ese sentimiento. Al final, es lo que hace que los estadios estén llenos y que la gente se identifique con los equipos de su ciudad.
Siempre pongo de ejemplo a los vascos como una referencia y creo que tenemos que parecernos a ellos, e incluso superarlos.

Esto nació con el arraigo por el equipo de tu pueblo, de tu ciudad y la gente es lo que está reclamando.
El Deportivo bajó tres categorías y, a pesar de ello, tuvo más socios que nunca. Muchas veces, los que toman decisiones están pensando en el corto plazo. Tienen posiciones difíciles, pero esa inmediatez hace tomar decisiones no tan acertadas para el ecosistema.
Creo que al final es la propia gente, la propia afición, la que está empujando a los clubes a hacerlo.
JC: Sin duda, viendo vuestras trayectorias, es evidente que para estar durante diez o veinte años en el máximo nivel, la autoexigencia debe ser extrema.
Borja Oubiña lo explicaba diciendo que sois un caso de éxito por haber conseguido lo máximo como deportista: «llegar a vuestro límite». ¿Cómo se hace para mantener este nivel tanto tiempo?
AB: Sin duda, creo que es la pasión por lo que haces junto con la constancia de querer llegar a tu límite, de querer saber dónde está. En veinte años, todo evoluciona y el fútbol también. Ni te piden lo mismo, ni se juega igual, hasta las normas cambian, y tienes que adaptarte a cada compañero o entrenador.
La constancia es buscar dónde está tu techo.
Por suerte, creo que con mis condiciones, puedo decir que conseguí llegar a mi límite e incluso superarlo. Es un camino de exigencia constante contigo mismo porque en el fútbol, tarde o temprano, va a venir alguien mejor que tú. Tú tienes que mantener el nivel aunque no juegues.

SA: Saber que haces lo que más te gusta, como jugar al fútbol, y saber que estás donde soñabas, hacen que la exigencia sea muy elevada. Por condiciones, yo no era el mejor de mi generación, pero siempre le puse difícil las cosas al entrenador.
Mi rival no era el otro portero, sino el entrenador. Y no jugar me hacía enfadarme conmigo mismo para seguir evolucionando cada día.
No sobrevive el más fuerte sino el que antes se adapta al medio. En el deporte profesional, cada temporada tienes que adaptarte a algo diferente y a partir de ahí, intentar ser mejor cada día. Una exigencia diaria de disciplina y trabajo que también se extiende a la gente que te rodea.
JC: En los clubes de fútbol, comentabais que hay una parte de «olvidados», ¿qué transmitir tanto a la cantera que no llegará a profesional como a los empleados que siempre están en la sombra?
AB: En la cantera que aprovechen para hacer amigos. Yo no hacía lo mismo que mis amigos de instituto porque el deporte es un sacrificio. Creo que es fundamental aprender y disfrutar del proceso independientemente de a dónde llegues.
Los trabajadores de los clubes son los grandes olvidados y muchas veces los más importantes para los jugadores.
Guardamos un cariño especial por utilleros o cocineros. Hay gente que hace muchos kilómetros cada día para que los niños pueden entrenar. Gente que sacrifica su tiempo y que, muchas veces, está más contenta que familiares y amigos si llegas a profesional. Sin ellos, no sería posible el club.
Siento admiración porque es gente que, en ocasiones lo pasa muy mal, o que podría ganar más en otro lado, pero que en el fondo es deportivista y sufre tanto o más que los jugadores.

SA: A la cantera le diría que disfrute el proceso.
Creo que la parte más importante del deporte son las personas que vas conociendo a lo largo del camino.
Es complicado hacerlo, pero creo que es una tarea de quienes están alrededor. Esto es una formación, ganar es importante, pero más importante es que disfruten y sean felices, porque así su rendimiento será mejor. Creo que es un mensaje que hacerles llegar.
En el caso de trabajadoras y trabajadores siempre están detrás y, además de trabajadores, son celtistas. Creo que el mérito que tienen es para felicitarlos y recordarles que sin ellos el club sería imposible que funcionase.
JC: Dos ex capitanes como Laure y Borja Oubiña, destacaban de vosotros que sois ejemplos de vivir y entender el fútbol como algo colectivo, ¿qué es para vosotros un capitán?
AB: Hay muchas formas de ser capitán. En mi caso, siempre traté de poner el club por encima de todo y tratar de dar ejemplo para que los demás lo siguiesen.
Si el capitán hace esto, tendremos que hacer lo mismo nosotros, ¿no?
Los vestuarios son complicados, parecen miniempresas con muchos intereses, pero el objetivo de un capitán tiene que ser generar ese arraigo. Debe ser alguien que sepa lo que la gente le pide al equipo.
No concibo un capitán del Deportivo que no sepa cómo se vive en A Coruña, o cómo se vive el Deportivo en A Coruña. Tiene que conocer el entorno para poder representarlo.
SA: Es una responsabilidad porque representas a un club y a su historia de cien años. Tú tienes que ser el ejemplo y no puedes venirte abajo en un momento de dificultad. Tienes que estar a la altura, empujando y siendo un referente, sobre todo en los malos momentos. Cuando va mal, hacerles creer que se puede. Cuando va bien, medir.
En un vestuario hay muchos egos, por eso lo importante no es tener un ego más grande, sino ayudarle a ver que hay otras cosas más importantes.
Si funciona el colectivo, tenemos que hacerle ver que su rendimiento será mejor. Igualmente, creo que tenemos un rol con la gente de fuera, que en un equipo siempre hay, de hacerles ver las raíces del Celta, de la ciudad y de la afición; facilitarle el proceso.
JC: Es muy curioso porque Laure me decía que solo ver cómo Álex se comportaba en el banquillo le motivaba y, de otro modo, Borja Oubiña me dijo que Sergio era «insoportable» de suplente porque no paraba de hablar y animar.
AB: La raíz del fútbol es el colectivo, para mí es fundamental verlo así.
La función más difícil de un capitán, muchas veces, es tirar de los que no están jugando.
Hacerles ver que si el equipo rinde bien, se van a beneficiar. El futbolista siempre quiere verse jugando, pero si estás en un equipo que desciende, siempre será una mancha en tu currículum que repercutirá en ti.
Creo que se trata de luchar contra esa perspectiva de corto plazo; no juegas hoy, pero mañana igual sancionan a un compañero o hay una lesión y haces falta. La clave, sin duda, es poner lo colectivo por encima.
El bien común es lo que te da más posibilidades de vivir buenos momentos individuales.
Si estás en un equipo que funciona, con la afición contenta, va a llegar tu momento y será más fácil si todo el mundo está preparado e implicado para conseguirlo.
Cuando no juegas, lo más difícil es dar el máximo. Yo creía que si me veían a mí creyendo ciegamente en que llegará mi momento de volver a jugar, pensarían: ¿por qué no va a llegar también el mío?
SA: Yo, como portero, tuve una temporada de jugar dos partidos. Soy una persona que lo pasa mucho peor cuando está en el banquillo que cuando está en el campo. Intentaba ayudar y animar para que todos viesen que estamos enchufados.
Muchas veces, los partidos los ganan las personas que salen desde el banquillo. Así que, a pesar de ser suplente, eres importante. Yo siempre trataba de animarlos, igual que entrenando.
La calidad de los entrenamientos funciona, quizás, gracias a los que menos minutos juegan. Si ellos bajan la intensidad, el rendimiento del equipo baja.
Aunque no juegues, eres muy importante. Si es en el banquillo, ahí es donde tienes que demostrar al entrenador que estás preparado.
JC: Se dio una circunstancia muy curiosa y es que los dos, de algún modo, aceptasteis esta entrevista solo porque venía el otro. Me pareció precioso sentir esa admiración por un eterno rival. Así que en relación con esto, abro el gran tema: ¿Qué es un derbi para vosotros?
AB: Es un partido único.
Creo que un derbi es el máximo partido que puedes vivir como futbolista.
Solo pensar en los últimos años, con el himno de Galicia, sabiendo que estamos entrelazados, te hace darte cuenta de que el fútbol es tan grande por la gente.
En Galicia, desde semanas antes, se vive de una forma única y te transmite una gran responsabilidad por el objetivo de querer corresponder y dar una alegría a la gente. Aunque yo también tengo familia en Vigo, si puede ser a tu afición, mucho mejor.
SA: Es algo único y difícil de explicar aquí. Tener la oportunidad de jugar un derbi es muy especial por todo lo que mueve.
Para mí, fueron los partidos más especiales que tuve la oportunidad de jugar. Los que más sentí. Los que más felicidad me causaron y los que más tristeza.
Por compartir otra cosa, creo que lo único un poco desagradable, es el ambiente malo que, a veces, hay entre aficiones.
Un derbi tiene que ser algo de Galicia.
Yo también tengo amigos y familia que son aficionados del Deportivo. Ese respeto entre aficiones tiene que ser aún más grande. Yo quiero ir con mi hija a Riazor y que pueda llevar la camiseta del Celta. Que se metan conmigo si perdemos del mismo modo que yo lo haría si ganamos, la rivalidad tiene que seguir existiendo, pero siempre desde el respeto y no desde la violencia, ahí no ganamos nada.
Creo que muchos vemos con envidia esos derbis del País Vasco. Tenemos que ser conscientes de que aún hay cosas que podemos mejorar y ese derbi lo volveremos a jugar, volveremos a vivirlo y mi deseo es que ya sea con esa sintonía.
JC: De algún modo, creo que sois los dos mejores embajadores para un derbi diferente en el futuro, así que quiero dejaros un reto en línea con ese mensaje de armonía y de lo que nos une: invitar a Álex a Balaídos y a Sergio a Riazor.
SA: Por mi parte, le dejo la invitación a Balaídos cuando quiera; creo que hay que hacerlo lo más natural posible.
Ese derbi tiene que existir y mejor que sea en Primera porque nos hace a los dos mejores.
Además, creo que se echa de menos. Es un partido único y el gran reto es vivirlo con cero violencia. Álex, invitado al palco en Balaídos.
AB: Es importante que tanto las directivas, como los que pudimos ser referentes de años pasados, demos un paso al frente para que se visibilice.
Al final, igual que fuimos capitanes, ahora tenemos que ser ejemplo también como aficionados de lo que debe ser un buen sentimiento de unión en el derbi.
Creo que tenemos que disfrutarlo en condiciones y también tener ese sentimiento de orgullo gallego que tenemos como sociedad pero que a veces nos cuesta hacerlo visible.
Creo que no hay mejor escenario que un derbi en Primera División, para demostrar que las aficiones estamos orgullosas de lo que representamos y de lo que somos en Galicia.
Viviremos un derbi pronto y soy optimista con esto porque la sociedad también ha ido cambiando. Así que Sergio, invitado también a Riazor.

JC: Ahora que estáis retirados y haciendo balance, ¿mereció la pena el esfuerzo por lo vivido?
SA: Sí rotundo. A pesar de que mi cuerpo tiene secuelas, es conseguir lo que deseas cuando eres un niño y tienes el sueño de jugar en Primera División. Para mí, jugar en el Arousa, en Tercera División, ya era algo increíble.
De hecho, tengo una anécdota, y es que yo siempre llamaba a mi madre después de cada partido. Recuerdo una vez, al terminar uno en el antiguo Vicente Calderón, que en la llamada me dijo: «Ya me puedo morir tranquila; has ganado en el Calderón, en el Camp Nou y en el Santiago Bernabeu». Son momentos únicos.
Yo me retiré por lesión y, aún así, solo puedo sentir agradecimiento de lo vivido.
AB: Para mí era impensable todo lo vivido. Hay un día con mi madre que siempre recordamos. De pequeño, siempre le decía que algún día ganaría dinero con el fútbol. En el equipo en el que estaba entonces (Imperátor), sabía que le pagaban cincuenta euros para gasolina a los jugadores, aunque luego seguro que se gastaban más.
El primer día que llegué al Dépor Juvenil, nos pagaron 8.000 pesetas, aquel era el año del cambio de moneda, y recuerdo llegar a casa con los cuarenta y ocho euros y ocho céntimos. Es un momento que guardaré toda la vida.
Comparar eso con lo que conseguí más adelante, era impensable para mí. Pensar en momentos únicos como dos coruñeses marcando en el Camp Nou o todo lo que pude disfrutar, pues queda una sensación de orgullo y conciencia tranquila.
Queridos Álex y Sergio, quizás el éxito sea lo que habéis hecho y no algo tan relacionado con ganar o perder. Poder, ya retirados, estar con la conciencia tranquila que da haberlo dejado todo y conseguir uno de los títulos más preciados: haber dejado un legado tan bonito a la sociedad.
Gracias por su visita.

Escucha la conversación completa aquí.
Puedes ver el vídeo completo del encuentro.
Producción realizada por Miraveo.
Consulta las fotografías de la entrevista. Sesión realizada por Ricardo Lede.
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